La reflexión sobre los desafíos que implica actualmente gestionar
y pilotear una escuela, lleva a introducir cambios en las culturas burocráticas, que se han instalado a
lo largo del tiempo en el trabajo docente, para recuperar otras perspectivas
que valorizan a cada uno de los actores y a sus compromisos colectivos.
Existe cierto consenso alrededor de la necesidad de ir
construyendo una cultura organizacional en la que se trabaje según una estrategia
de construcción de problemas y de
previsión de acciones para su resolución,
sustentada en la posibilidad de avanzar sobre un proceso de desarrollo para los
niños, jóvenes y adultos que interactúan en las instituciones escolares. Esto también significa entender que en
todo proceso de mejora se valora que:
· los miembros de la organización constituyen las principales
fuerzas de cambio y de progreso,
· se potencia la capacidad de acción de los equipos directivos para
detectar fortalezas y debilidades de su institución y sostener los cambios
apoyándose en los aspectos positivos, inhabilitando así las debilidades.
· es necesario generar la motivación, así como el sentido de
pertenencia y de confianza, que promuevan responsabilidad y compromiso con la
organización,
· es preciso construir un sentido más compartido de futuro
institucional, generando oportunidades para crear y aprender y,
· es necesario que cada uno reconozca dónde se encuentra, comparta
información y asuma nuevos riesgos razonables.
Sin
duda, estas consideraciones, que están en la base de todo proceso de
cambio, implican un compromiso con la
mejora de la formación que la escuela brinda
a los alumnos. Todo intento debe estar orientado por esa finalidad e
involucra a la institución como una
comunidad de aprendizaje, que reflexiona y actúa en función de la mejor
alternativa de resolución posible a los problemas que enfrenta.
Asimismo,
la mejora institucional supone un puente de enlace en el tiempo: pasado,
presente y futuro. Todo cambio parte de la actual realidad de un sistema de
funcionamiento que deviene de una continuidad de un pasado institucional y,
pretende una mejora a través de su evolución para proyectarla hacia delante,
hacia un futuro mejor. De esta manera, se desarrollan competencias fundamentales
para los equipos directivos relacionadas con la anticipación de escenarios a partir de una mirada atenta y de una
lectura de la propia realidad, que ponga en juego tanto el liderazgo, la
resolución de problemas, como el trabajo en equipo, y la mejora y el
fortalecimiento de los canales y el tipo de comunicación en toda la institución.
Para
comprender como se sucedieron diferentes transformaciones que conducen al
planteo del movimiento de mejora en
las practicas escolares, donde la escuela vuelve a ser considerada como el
núcleo fundamental del sistema educativo, es necesario retomar algunos
aportes. Entre los más relevantes se destaca la
comprobación de que el establecimiento escolar puede marcar una diferencia
sustantiva en la historia escolar de los aprendizajes de niños y
jóvenes que asisten a los
sistemas educativos. Los trabajos
de Edmonds, 1979; Purkey y Smith, 1983; Brookover, 1979; Sarason, 1982; Goodlad, 1986; estarían
revirtiendo las conclusiones del Informe Coleman (1966) sobre que la escuela
influía bastante poco en el rendimiento final del alumno, y que lo que sí
parecería marcar una diferencia sustancial era su origen familiar, social o
cultural más inmediato.
Asimismo investigaciones actuales
demuestran que la estructura de la
escuela, su clima general académico y de trabajo, la gestión de los directivos,
las expectativas positivas o no de los docentes en general sobre el aprendizaje
de los alumnos, y los tipos de
estrategias de aula de los docentes, tienen la capacidad de provocar
diferencias fundamentales en los aprendizajes de los estudiantes.
El establecimiento escolar aparece así
como un espacio estratégico para renovar y reestructurar el viejo paradigma
burocrático de organización de la escolaridad. Conjuntamente con este
conocimiento aparece en los más relevantes textos políticos y profesionales, la
necesidad de reconsiderar en forma primordial el rol de los equipos directivos
y de los impulsores directos de las instituciones escolares: los supervisores,
en la búsqueda de recuperar la identidad y la capacidad de formación de la
escuela.
La profesionalización de los docentes es otra de
las cuestiones de peso considerada en
las actuales reformas y transformaciones. Al respecto de la formación de los
docentes, directivos y supervisores, autores como Hargreaves (1994) afirman que
“es difícil que un cambio significativo del currículum, de la evaluación o de
cualquier otro campo tenga éxito si no se presta también una atención seria al
desarrollo del profesorado y a los principios del juicio y la discreción
profesionales que se inscriben en ese proceso. En consecuencia, el desarrollo
del profesorado y el fortalecimiento de la profesionalidad han de afrontarse
junto con los desarrollos del currículum, la evaluación, el liderazgo y la
organización escolar”.
Desde
estos diferentes enfoques todo cambio que apunte a la mejora de la escuela, busca fortalecer a la propia institución
organizacionalmente para que amplíe su capacidad de resolver con mayor
autonomía sus problemas. Por ello, estos nuevos enfoques constituyen una
conceptualización más amplia y pertinente en la búsqueda de la calidad educativa, que incluye la
preocupación por generar más aprendizajes
en los alumnos, fomentar el intercambio y la comunicación de prácticas entre
colegas y desarrollar en los equipos directivos y docentes una visión crítica
de la propia institución, para detectar fortalezas y debilidades y pensar
alternativas para el cambio.
Muchos
han afirmado que es necesario para introducir mejoras en las escuelas revisar
las estrategias de trabajo de los docentes, sin embargo esta es una condición
necesaria pero no suficiente. Se trata de conjugar mejora en las prácticas con eficacia
en cuanto a los resultados escolares alcanzados. Dentro de este paradigma
surge una síntesis superadora, que ha
sido denominada el movimiento de las buenas escuelas que recupera los
argumentos más relevantes y positivos de las propuestas anteriores, entre los cuales se pueden
destacar:
· Ampliar la concepción de resultados o logros de los alumnos:
calidad de vida escolar y más aprendizajes para todos hasta alcanzar la
excelencia de los aprendizajes.
· Centrar la innovación en la mejora de las prácticas
institucionales: procesos de aula, de gestión de los equipos directivos, etc.
· Promover la capacidad interna de cambio de cada escuela:
fortalecimiento del aprendizaje institucional, promoción de una cultura de
trabajo colaborativa, profundización de la capacidad institucional para
identificar problemas y construir alternativas de resolución, incentivar modalidades de trabajo en y con
proyectos institucionales y específicos.
Tradicionalmente
se ha identificado todo cambio con
mejora o progreso. Sin embargo, no todo cambio implica una mejora. El
concepto de mejora está más ligado a la propia realidad institucional, por lo
tanto es situacional y depende de los desafíos que cada institución particular
esté dispuesta a asumir y encarar conjuntamente.
Reforma
|
Cambio
|
Innovación
|
Mejora
|
Cambios en la estructura del sistema o reestructuración
curricular
|
Alteración a niveles distintos (sistema, escuela, aula) de
estados o prácticas existentes.
|
Cambios en los procesos educativos, más internos o cualitativos.
|
Juicio valorativo al comparar el cambio o resultados con estados
previos, en función de lograr las metas educativas. Debe tomar como punto de
partida el estado actual y proyectar una alternativa de acción concreta en
función de las necesidades actuales.
|
Modificación a gran escala del marco de enseñanza, metas,
estructura y organización.
|
Variaciones en cualquiera de los niveles del sistema educativo.
Puede englobar a cualquiera de ellos.
|
Cambio a nivel
específico o puntual, sobre aspectos
curriculares, creencias, prácticas, acciones.
|
No todo cambio-innovación implica mejora. Debe satisfacer
cambios deseables a nivel institucional.
|
Comparten:
·
Percepción
de la necesidad de cambio
·
Alteración
de las situaciones previas
·
Propuesta
intencional, con una direccionalidad clara y compartida.
·
Se
justifican desde distintas perspectivas (técnico políticas, pedagógico
didácticas, sociales o críticas)
|
No hay comentarios.:
Publicar un comentario